"JAMÁS VAS A OÍR HABLAR DEL AMOR COMO LO HAGO YO, PORQUE NO TODOS TIENEN LA VIRTUD DE PODER ESCUCHARME"

12 de febrero de 2015


I

Yivrail Mihalik poseía un don muy extraño, tal vez nunca conocido por el ser humano; y nunca debido ser mostrado al mundo. Jamás le dio importancia saber si había alguna otra persona con el mismo don, aunque por un tiempo creyó que todo el mundo lo poseía. Después se dio cuenta que era única y así debía permanecer, de alguna forma sabía que debía ocultarlo y esconderlo. Su nombre es tan misterioso como ella misma; no tanto como en esencia. Era como el agua que fluye sin recorrer la misma verada de un rio; como las gotas de lluvia, que a pesar de parecer iguales, no tienen similitud en nada. Era lo inconstante dentro de lo permanente. Una batalla que se daba entre en medio de todo: luz y oscuridad; bien y mal; arriba y abajo; dentro y afuera. Una lucha constante entre su alma y su esencia; entre la parte que la hacía humana y la parte que no sabía lo que realmente era. Yivrail Mihalik podía cambiar todo lo que quisiera… en lo que quisiera. Lo podía tener todo a su antojo y de sobra, no importaba lo que fuera. Su don podía otorgarle lo que deseara. Solo había una cosa que no podía transformar en nada, no podía cambiarlo.

No podía.

Vivía enamorada de una chica de nombre Agnes Dalí. Cuando la conoció, todo lo que había visto se le había hecho insuficiente. Conocía todo, había admirado todo lo que podía existir sobre la tierra, bajo el agua de los mares y todo lo que podía surcar por los cielos. Pero Agnes Dalí… no había visto algo más bello que el resplandor trigueño de su cabello, o el color de su mirada y la forma tan hermosa en la que sonreía. Fue cuando comprendió, cuando supo, que había algo que no sabía de dónde nacía, en dónde se encontraba; algo que sólo se daba sin ser transformado, sin ser cambiado. Surgía. Sólo surgía de su interior, sin tener forma, aroma, color o textura. Era invisible, imperceptible a todos sus sentidos. Fue cuando empezó a tomarle el sentido real de su vida. Después de tanto tiempo la inconstante se tornó permanente. Agnes Dalí la centró en la parte real de la que siempre había escapado gracias a su don. Su esencia parecía haberse fundido a su alma. La batalla en su interior rescindió: todo se volvió luz.

Yivrail Mihalik podía cambiarlo todo a su capricho. Vivía de ello y no necesitaba de nada.  En algunos lugares la llamaban ilusionista, en otros un mago cualquiera… Sólo son trucos baratos, se escuchaban las voces de algunos. Pero que más podía esperar de personas de mentes estrechas con las que se topaba a veces. Algunos otros llegaron a considerarlo como actos de brujería, un pacto con el diablo quizá. Fue cuando se dio cuenta que no podía permanecer por siempre en el mismo lugar. Era un alma errante. Había dormido bajo las estrellas, bajo techos de mármol o de cristal… donde se le antojaba. El mundo era muy grande para hacer de un sólo lugar su hogar.

Agnes Dalí era la única persona en el mundo que podía transformarla. Que podía crear una revolución en sus pensamientos y cambiarlos. Eran un contraste que sutilmente se armonizaba por la fuerza misteriosa que le daba su mirada. ¿Qué poder tan glorioso poseía Agnes Dalí sobre ella? Ni siquiera Yivrail Mihalik llegó a entenderlo. Cada vez que la miraba, había algo en su interior que se esclarecía y se confundía a la vez; en ese momento la batalla en su interior regresaba con más fuerza, pero cesaba con mayor tranquilidad. No sabía lo que pasaba… ¿Eran sus pensamientos, sus emociones o sus sentimientos los que podía transformar? Agnes Dalí podría ser una alquimista y lograr lo que Yivrail Mihalik no podía hacer. Era obvio que sus sospechas y su deseo era una ilusión; Agnes Dalí no poseía dicho don, ningún humano tendría la capacidad de hacerlo, o, mejor dicho, sólo un humano podía tener la potestad de hacer lo que aYivrail Mihalik se le había negado.

La observó por mucho tiempo sin que ella lo notara, sin hacerse notable en su vida. Quería saber qué poder había en su interior, qué misterio tan grande se encerraba. Agnes Dalí se convirtió en su centro, en la forma humana de poder conectar su esencia con su alma y poder ser un Ser. Por primera vez se había sentido fascinada por lo desconocido que sentía en su interior, por primera vez había tenido la capacidad de sentirse incompleta, de sentir su don incapaz de darle todo; se sintió humana, sintió la verdadera forma de su alma, con el habitual desconocimiento de dónde se encontraba.

Para Agnes Dalí, Yivrail Mihalik era nadie en su vida, no importando que pudiera ser un todo. Intentó, en todo ese tiempo que la miraba a escondidas, explicarse la magia que poseía sobre ella. Agnes Dalí transformaba sus sentimientos, algo que su don no podía hacer con las personas. Yivrail Mihalik podía cambiar el llanto de un niño y transformarlo en alegría o, por lo menos, en asombro gracias a su don. La tristeza de una persona la cambiaba por una sonrisa al poner frente a ella una flor de gratitud, de amistad. Eran emociones humanas, cambiantes, efímeras. Los sentimientos, ¿cómo cambiarlos?

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Ya se mueve lento xD

DEJARÉ LA LUZ ENCENDIDA, PARA CUANDO ABRAS LOS OJOS NO TENGAS MIEDO, PARA QUE SEPAS QUE NUESTRA OSCURIDAD SOLO FUE UN PARPADEO TUYO

Me propongo ser de ti: tu mejor historia de amor.

Puedo amarte o no, depende de lo que en el camino se dé entre nosotras. Quiero decírtelo en un instante o puedo callarlo para siempre. Puedo ser una ilusión pasajera o una realidad que podría ser eterna. Quiero ser tu delirio, tu pasión, tu tranquilidad, tu felicidad y tu mejor sueño. Quiero ser y hacer mil cosas en tu vida… si me dejas ser parte de ella.

O podría ser como un libro para ti, ¿qué te parece la propuesta? Quiero hacer que te guste leer. Puedo ser una novela o un cuento corto en tu vida (incluso, puedo ser sólo un libro con la más hermosa poesía). Quiero ser tu escape o la forma más dulce de ver la realidad. Puedo aburrirte o llamar tu atención por completo. Puedes leerme por ratos si quieres o puedo robarme todo tu tiempo para que termines de leerme (porque no vas a poder evitarlo). Quiero ser la historia que quieras, según tu estado de ánimo. Puedo confundirte o puedo ser la lectura más simple. Puedes terminar de leerme y olvidarme, porque simplemente no es lo que te gusta.

Pero, ¿sabes? Me propongo ser tu libro favorito; al que siempre llevarás cerca de ti, al que guardarás bajo tu almohada o tendrás siempre junto a tu cama. Quiero ser las hojas que tus manos querrán tocar y las palabras que tus ojos no dejaran de ver. El libro que leerás mil veces porque te gusta y no hay mejor historia que la que has leído en mí. Me propongo ser las páginas donde se guardan las palabras que te harán soñar, sonreír y creer. Puedes subrayar las partes favoritas, las frases a las que regresarás cuando sientas necesitarlas. Seré el libro que sujetarás contra tu pecho mientras piensas en las cosas bonitas que has leído de mí. Quiero ser las palabras que te robaran una sonrisa, un suspiro o una lágrima. Sé que encontrarás palabras que ya habrás leído muchas veces en cualquier otro libro, pero la forma en que las leerás de mí, no las volverás a encontrar escritas de la forma en que las verás en mí. Quiero ser la mejor historia o sólo la más hermosa que hayas leído. Me propongo ser las palabras que vas a entender y no querrás olvidar. Quiero ser tu libro favorito, al que leerás cada día con calma, porque no querrás llegar nunca al final.

Me propongo ser de ti: tu mejor historia de amor.

No te enamores de un escritor

"No te enamores de un escritor, son arrogantes, exigentes, obstinados, calculadores, presuntuosos, inestables, caprichosos, impacientes, apasionados, celosos, intensos, dramáticos, hipocondríacos, adictivos, inevitables, locos, trágicos, inseguros (extremadamente), extraños, egoístas, solitarios, vulnerables, soñadores, nostálgicos, misteriosos; vamos, en una sola palabra: inexplicables. Pero ten la seguridad de que si uno se enamora de ti nunca lastimará tu corazón, porque es leal, sincero y bondadoso, ellos aman de forma diferente... En consecuencia intentarás dar el golpe primero, destrozarlo y despertarlo a la realidad. Sabes que hará literatura con su sufrimiento para volver a reconstruirse.

No te enamores de un escritor, porque tiene la mayor libertad de no hacerlo de ti. Y tendrá la bondad de no darte esperanzas, será franco y gentil, aunque lo sientas cruel. No te enamores de un escritor, pero si lo haces, habrás de conocer el amor más puro que jamás sentirás por ningún otro ser sobre la tierra; porque aquel, a quien no debes amar, te enseñará cómo es el verdadero amor.

No te enamores de un escritor, menos cuando te pide que no lo hagas. Te está protegiendo y se protege a sí mismo.

Y como último consejo: No enamores a un escritor, corres el riesgo de que te ame por siempre"

Si el amor...

Si el amor verdadero pudiera llamarse de otro nombre, tendría el tuyo. Si pudiera escucharse, tendría el dulce sonido de tu voz. Si pudiera verse, tendría tu sonrisa todos los días para contemplarse. Si pudiera sentirse, tendría la misma suavidad de tu piel. Si lo quisieran hacer aún más perfecto, tendría la belleza de tus ojos: en lo dulce de tu mirada. Tú eres el amor verdadero que el cielo me dio como regalo conocer. Amarte a ti fue amar más allá de todo. No importaba nadie… no importaba nada, solo tú y este amor que no tendrá fin dentro de mi alma. Es como volar sin tener miedo a caer, sabía que no me dejarías caer. Es creer que no importaba el aire para vivir si estabas conmigo. No importaba la luz del sol mientras tenía el brillo de tus ojos. No importaban los obstáculos porque lucharíamos contra todo y todos. Porque el tenerte a ti es vivir cada mañana recordando la ternura de tu sonrisa. Es tener la ilusión de verte cada día forjando tus sueños junto a mí y porque sé que cada día me hubiera enamorado más de ti.

Tú estás más allá del sentido del amor, porque me enseñaste de la manera más dulce la verdadera esencia, el propósito real y la inmortalidad del sentimiento…

Si en este largo viaje pudiera llevarme algo de ti, me llevaría tus recuerdos conmigo para evitar tu sufrimiento de que no volverás a verme. Simplemente porque me enseñaste el verdadero valor del amor, porque pediría vivir mil veces la misma historia a pesar de este final tan injusto… Tan sólo porque sé que ya no será en esta vida, pero sí en la próxima.