"JAMÁS VAS A OÍR HABLAR DEL AMOR COMO LO HAGO YO, PORQUE NO TODOS TIENEN LA VIRTUD DE PODER ESCUCHARME"

13 de febrero de 2015



II

Yivrail Mihalik era un desastre siempre que la miraba pasar. Los naipes de sus trucos caían de sus manos y llegaban al piso siendo de un color café claro; inconscientemente las había cambiado en el transcurso de su caída, no había impresionado a nadie, sólo había cambiado el color, distinto al negro y al rojo, como lo tenía cualquier naipe de póker, a veces un truco imperceptible para los ojos de algunas personas. El agua cristalina que contenía una pecera redonda, que utilizaría para su último espectáculo, terminaba siendo de un tono dorado porque ya lo había transformado en miel, los peces pronto se ahogarían si no los sacaba de ahí. Todo lo cambiaba a un tono café claro, de toques dorados y verdes pardos, como lo era una hoja de olivo cuando está seca, o aquel color amarillento que tiene el pasto verde después de ser secado por el sol, o el color ocre de las hojas en otoño. Todo era de distintos matices verdes y cafés. Las rosas blancas, las cuales debían cambiar a rojo, se habían transformado al color de las avellanas, al ámbar, o como el color de una nuez moscada cuando ya ha madurado, como las nueces de castilla o del color de las espigas del trigo. Así se le hacía el color de su mirada, así suponía que era el color de sus ojos: de una infinidad de hermosos matices café.

Los presentes se daban cuenta del nerviosismo de sus manos y del sonrojo de sus mejillas, hasta del brillo enamorado de su mirada, pero siempre ignorantes de la razón de su comportamiento. Así era Yivrail Mihalik: siempre un desastre cuando la miraba pasar.

Los espectadores se impresionaban por el festín de magia torpemente mostrada. Los niños aplaudían asombrados. Los adultos vociferaban palabras de aliento entre risas por su torpeza. Pero aquella figura, que miraba por escasos segundos, era completamente capaz de transformar su mundo. Todo podía salirle mal, soportaba el aburrimiento de las personas por su espectáculo y la mala paga que recibía de ellos. Nada importaba para Yivrail Mihalik, salvo aquellos segundos cuando la miraba pasar. Le gustaba todo lo que ella cambiaba de su mundo. El día había valido la pena… había sido muy hermoso.

Hubo ocasiones en que se sentaba en las escaleras que conducían a la placilla principal. No con intención de hacer sus trucos de magia para el público, no. Se detenía a observar todo con paciencia, y con impaciencia la esperaba. Los niños la reconocían y le pedían por lo menos un truco pequeño. Se conformaban con una moneda de chocolate que obtenía de detrás de sus orejas, envuelta en papel dorado simulando que era de oro —un truco que había aprendido de un viejo mago hace mucho tiempo—. Los niños corrían felices y la dejaban por un momento en paz. Era el solis dies, todo mundo salía a proveerse de lo necesario. La placilla se llenaba de mil puestos, diferentes mercaderes que se distribuían por las calles: ropa, alimentos y cualquier artilugio que se creía necesario. Todo era ruido, envuelto en mil voces y sonidos de las llantas o los claxon de los automóviles de la calle principal.

Sólo esperaba.
Y se daba cuenta de su ausencia, como se daba cuenta de su presencia. Ambas cosas se marcaban muy bien en las emociones de Yivrail Mihalik, a tal punto de no necesitar buscarla, porque ya sabía que la vería. Ningún otro ser le había alterado el alma como lo había hecho Agnes Dalí.

Yivrail Mihalik podría estar sumamente concentrada es su acto de magia, nada podía salir mal, no se desconcentraba con nada, pero cuando sentía aquello que no entendía de dónde surgía, todo era diferente. Su corazón se agitaba, el nerviosismo de sus manos se incrementaba, podía alzar la mirada, no para buscarla, sino para mirarla pasar. Sabía que estaba ahí. ¡No sabía por qué lo sabía, sólo lo sabía! Tal vez su aroma llegaba primero a su sentido del olfato; ignorando, pasando por sobre los miles de olores y aromas que se arremolinaban a su alrededor —el olor de lo dulce o agrio de la fruta, lo exquisito de los puestecitos de comida, ya no percibía el aroma de las personas que se detenían a presenciar su espectáculo—. No sabía la razón, no sabía por qué su alma se inquietaba tanto, mucho antes de mirarla. Y cuando la miraba pasar una vez más, todo se detenía, aquellas emociones eran un solo sentimiento. En el color misterioso de su mirada había encontrado un lugar donde quedarse; donde encontrar tal vez un refugio de lo que era. Había encontrado el detonante fijo del amor: la esencia.

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Ya se mueve lento xD

DEJARÉ LA LUZ ENCENDIDA, PARA CUANDO ABRAS LOS OJOS NO TENGAS MIEDO, PARA QUE SEPAS QUE NUESTRA OSCURIDAD SOLO FUE UN PARPADEO TUYO

Me propongo ser de ti: tu mejor historia de amor.

Puedo amarte o no, depende de lo que en el camino se dé entre nosotras. Quiero decírtelo en un instante o puedo callarlo para siempre. Puedo ser una ilusión pasajera o una realidad que podría ser eterna. Quiero ser tu delirio, tu pasión, tu tranquilidad, tu felicidad y tu mejor sueño. Quiero ser y hacer mil cosas en tu vida… si me dejas ser parte de ella.

O podría ser como un libro para ti, ¿qué te parece la propuesta? Quiero hacer que te guste leer. Puedo ser una novela o un cuento corto en tu vida (incluso, puedo ser sólo un libro con la más hermosa poesía). Quiero ser tu escape o la forma más dulce de ver la realidad. Puedo aburrirte o llamar tu atención por completo. Puedes leerme por ratos si quieres o puedo robarme todo tu tiempo para que termines de leerme (porque no vas a poder evitarlo). Quiero ser la historia que quieras, según tu estado de ánimo. Puedo confundirte o puedo ser la lectura más simple. Puedes terminar de leerme y olvidarme, porque simplemente no es lo que te gusta.

Pero, ¿sabes? Me propongo ser tu libro favorito; al que siempre llevarás cerca de ti, al que guardarás bajo tu almohada o tendrás siempre junto a tu cama. Quiero ser las hojas que tus manos querrán tocar y las palabras que tus ojos no dejaran de ver. El libro que leerás mil veces porque te gusta y no hay mejor historia que la que has leído en mí. Me propongo ser las páginas donde se guardan las palabras que te harán soñar, sonreír y creer. Puedes subrayar las partes favoritas, las frases a las que regresarás cuando sientas necesitarlas. Seré el libro que sujetarás contra tu pecho mientras piensas en las cosas bonitas que has leído de mí. Quiero ser las palabras que te robaran una sonrisa, un suspiro o una lágrima. Sé que encontrarás palabras que ya habrás leído muchas veces en cualquier otro libro, pero la forma en que las leerás de mí, no las volverás a encontrar escritas de la forma en que las verás en mí. Quiero ser la mejor historia o sólo la más hermosa que hayas leído. Me propongo ser las palabras que vas a entender y no querrás olvidar. Quiero ser tu libro favorito, al que leerás cada día con calma, porque no querrás llegar nunca al final.

Me propongo ser de ti: tu mejor historia de amor.

No te enamores de un escritor

"No te enamores de un escritor, son arrogantes, exigentes, obstinados, calculadores, presuntuosos, inestables, caprichosos, impacientes, apasionados, celosos, intensos, dramáticos, hipocondríacos, adictivos, inevitables, locos, trágicos, inseguros (extremadamente), extraños, egoístas, solitarios, vulnerables, soñadores, nostálgicos, misteriosos; vamos, en una sola palabra: inexplicables. Pero ten la seguridad de que si uno se enamora de ti nunca lastimará tu corazón, porque es leal, sincero y bondadoso, ellos aman de forma diferente... En consecuencia intentarás dar el golpe primero, destrozarlo y despertarlo a la realidad. Sabes que hará literatura con su sufrimiento para volver a reconstruirse.

No te enamores de un escritor, porque tiene la mayor libertad de no hacerlo de ti. Y tendrá la bondad de no darte esperanzas, será franco y gentil, aunque lo sientas cruel. No te enamores de un escritor, pero si lo haces, habrás de conocer el amor más puro que jamás sentirás por ningún otro ser sobre la tierra; porque aquel, a quien no debes amar, te enseñará cómo es el verdadero amor.

No te enamores de un escritor, menos cuando te pide que no lo hagas. Te está protegiendo y se protege a sí mismo.

Y como último consejo: No enamores a un escritor, corres el riesgo de que te ame por siempre"

Si el amor...

Si el amor verdadero pudiera llamarse de otro nombre, tendría el tuyo. Si pudiera escucharse, tendría el dulce sonido de tu voz. Si pudiera verse, tendría tu sonrisa todos los días para contemplarse. Si pudiera sentirse, tendría la misma suavidad de tu piel. Si lo quisieran hacer aún más perfecto, tendría la belleza de tus ojos: en lo dulce de tu mirada. Tú eres el amor verdadero que el cielo me dio como regalo conocer. Amarte a ti fue amar más allá de todo. No importaba nadie… no importaba nada, solo tú y este amor que no tendrá fin dentro de mi alma. Es como volar sin tener miedo a caer, sabía que no me dejarías caer. Es creer que no importaba el aire para vivir si estabas conmigo. No importaba la luz del sol mientras tenía el brillo de tus ojos. No importaban los obstáculos porque lucharíamos contra todo y todos. Porque el tenerte a ti es vivir cada mañana recordando la ternura de tu sonrisa. Es tener la ilusión de verte cada día forjando tus sueños junto a mí y porque sé que cada día me hubiera enamorado más de ti.

Tú estás más allá del sentido del amor, porque me enseñaste de la manera más dulce la verdadera esencia, el propósito real y la inmortalidad del sentimiento…

Si en este largo viaje pudiera llevarme algo de ti, me llevaría tus recuerdos conmigo para evitar tu sufrimiento de que no volverás a verme. Simplemente porque me enseñaste el verdadero valor del amor, porque pediría vivir mil veces la misma historia a pesar de este final tan injusto… Tan sólo porque sé que ya no será en esta vida, pero sí en la próxima.